martes, 12 de enero de 2010

Dufour 30 Classic "Lydia"

Antes que nada comentar que estas fotos no son del Lydia, sino que son fotos de diferentes Dufour 30 encontradas por la red y del folleto de Dufour



Este pequeño balandro de unos 9 metros de eslora por 3 de manga fue el que elegí para mi primer viajecito nautico con la familia.
Fácil de manejar (no llevaba spi ni genaker) su habitabilidad nos resultaba perfecta al disponer de dos cabinas dobles pese a su pequeño tamaño. Ademas  su pequeña eslora y su calado contenido le hacen estupendo para ir de cala en cala y para buscar abrigo en lo mas profundo de una ensenada, una cala o detras de una punta  permitiendonos acercarnos al máximo a la  costa.

Era el verano de 2001 y mis dos grumetes tenian 9 y 11 años y "cabían" en la cabina de proa , que en seguida convirtieron en su leonera. Esto y el ser el mas barato (jeje) despejaron cualquier duda sobre que barco alquilar


Decidimos ir de Palma a Ibiza y Formentera. Fue una semana estupenda en la que el barco tuvo ocasion de demostrar su buen navegar en un retorno nocturno de Ibiza con un oleaje de cierto tamaño y que ciertamente su habitabilidad era justo la que necesitabamos.

Acababa de convalidar el PER con mis estudios de nautica y si bien yo ya habia navegado bastante con anterioridad, era la primera vez que navegaba "al mando" en una travesia "fuera de Mallorca" y sobre todo con mis dos cachorros. La responsabilidad y la novedad me hicieron estar especialmente concentrado y algo nervioso con lo que al final de las vacaciones estaba totalmente agotado.

A este agotamiento contibuyó tambien el hecho que, pese a que no soy exageradamente alto (1,83) ,con la cabeza siempre andaba rozando el techo, que debía estar a poco menos de 1,80. Ello me obligaba a ir permanentemente encorvado o sentado, aunque no me sentia agobiado. El resto de la tripu ni lo notaron ya que por esas fechas yo ostentaba el record de altura de la familia (record que ya he perdido hace tiempo, sniff)

Otro punto nada positivo era el piloto automatico, al que bautizamos "toniet". Era de quita y pon. Por un extremo iba metido en un casquillo metalico en el banco de estribor y por el otro a un pivote metalico directamente en la caña. Aunque tenía fuerza y era fiable tenía la desagradable costumbre de salirse del pivote cuando tenía que hacer demasiada fuerza, por ejemplo en los bandazos que provocan las olas por la aleta.

En general quedé satisfecho del barquito con el que pasamos unas estupendas vacaciones


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